domingo, 25 de octubre de 2009

de una historia sin origen

de una historia sin origen

dos arcángeles gabrielinos resguardan la ciudad de los poetas
sus ojos incendiados -del color de la metáfora-
advierten la ferocidad del noble oficio
sus espadas deben más cabezas que la inopia o la locura
¡qué orgullosos están de impedir la entrada a falsos bardos
empeñados en contaminar el reino!

quién eres? preguntó su voz metrificada
quién soy? cuestioné miedoso;
me han dicho, en el café de siempre
algunos amigos voluntariosos “eres poeta”
yo quería ser peatón, un peatón que mira y nada más
pero el peatón mayor tomó ya la diligencia

eres quién? repitieron imperiosos hiperbatonias
no sé, no sé, les dije
¡ay!, tengo una soleá tan concurrida…

para saber si en verdad era yo el que era
me exigieron rotundas credenciales:
una lágrima y un par de calcetines
y un suspiro que hace tiempo
repetía mi nombre con más verdad que ni yo mismo

no quedaron convencidos
pensaban que estaba yo ¡válgame dios!
ocultando algo importante
entonces me agarraron de la voz, me levantaron
me sacudieron como un árbol
hasta que rodaron a sus pies algunos versos ya maduros
los tomaron, los olieron y los comieron
cayendo envenenados al instante

¡en la madre! dije
que he matado a los cancerberos
que se ha quedado sin defensa la ciudad de los poetas
y no bien dije poetas cuando se abalanzó la turba
la baraúnda masacral
aplastándose entre sí para entrar al reino

algunos aullaban y en su euforia
dentellaban improperios
otros, quizá infectados de soberbia honestidad
se desnudaban en silencio
el resto avanzaba a pelo sobre tristes versos
turbiamente encabalgados

arrasaron con cuanta cosa vieron
y en cuatro o cinco estrofas sometieron todo:
se orinaron en las fuentes
se cagaron –de la risa- sobre cantigas y serventesios
violaron a las mujeres y a las rimas
y no falto a quienes en castigo
por carecer de pasaportes y tinieblas
los torturaron hasta cuadrar sus redondillas
obligados a caminar sobre sus pies quebrados

con un cañón ultramoderno de poemas experimentales
echaron abajo majestuosos templos de sencilla materia
para erigir sobre las ruinas escandalosos prostíbulos
y santuarios que también eran prostíbulos
y otros inmuebles menos corporativos
aunque también prostibularios

improvisaron sistemas judiciales y congresos
fueron de casa en casa, degollando a todo aquel que
no aceptaran sus exquisitas democracias
impidieron la entrada a hombres y mujeres
les negaron hacer fuego, construir casas
comer pan
y en el amor (que se tienen a sí mismos)
unieron estipendios y concilios

sólo digo lo que vi
lo demás no lo recuerdo


cuando desperté ya estaba aquí
en casa del maestro bartleby
un viejo sordomudo ciego y mutilado
que me grita ¡escribe sobre una rosa!
y cuando lee lo que escribo dice: no huele a viento
luego grita ¡escribe sobre el mar!
y cuando lee lo que escribo dice: no sabe saudade
pero un día me exigió un poema sobre la muerte
y cuando lo leyó se quedó más sordo
más ciego y más mudo que nunca
se hecho el papel a la bolsa y se dirigió al baño
¿a dónde va, maestro? pregunté
¡a cagar! dijo
y comprendí que por fin había escrito un poema

2 comentarios:

Unknown dijo...

Después de más de un año regresas...
Comenzaba a perder las esperanzas.
Qué bueno que estés de vuelta (:
Saludos mi buen L

farrago dijo...

Saludos, Segismundo